Como os recordareis, el puente estaba en muy mal estado y a pesar de los esfuerzos de los Castrillenses y de su Ayuntamiento ninguna institución quiso hacerse cargo de las obras de restauración.
Ante esta negativa de las diversas instituciones oficiales, y ante el riesgo inminente de derrumbe del puente, el Ayuntamiento decidió actuar y haciendo uso de sus propios medios procedió con la restauración del puente:
¡Y menos mal! Hoy he ido a ver nuevamente el puente y me lo he encontrado así:
¡Afortunadamente se pudieron terminar las obras antes de esta crecida del Duero! Porque no sé que sería de nuestro puente si no fuera por los refuerzos que se hicieron.