Y por fin llegó el día del Pregón! Para los que no pudisteis estar en Castrillo ese día, os dejo a continuación el texto del discurso de nuestro pregonero de este año, D. Salvador Domingo Mena:
Queridos amigos de Castrillo de la Vega, vecinos y visitantes, buenas tardes a todos.
Quiero expresar en primer lugar mi agradecimiento al Ayuntamiento de Castrillo y a su alcalde, por haber pensado en mí para otorgarme el honor de oficiar como pregonero de las Fiestas de Santiago Apóstol, en unas fechas tan propicias para la amistad y solidaridad y como anuncio de un nutrido programa de actividades que por unos días transformarán la vida cotidiana de Castrillo de la Vega, y aportarán sin duda unas jornadas de fiesta, alegría y amistad.
Cuando Juanjo, me propuso ser el pregonero de las Fiestas Patronales de Castrillo 2018, confieso que me produjo un sentimiento de sorpresa como consecuencia de que tal planteamiento se hacía a una persona que no nació en la localidad, y que además presenta un perfil con tan escasos méritos como los que yo reúno. Pero al mismo tiempo, lo confieso, tuve una sensación de profunda satisfacción, porque tal propuesta, además de ser la expresión de una muestra de cariño que me distinguía, me podía dar al mismo tiempo una magnífica oportunidad para estar junto a vosotros, y poder así compartir momentos de amistad, convivencia y celebración. Después, y ya templados los ánimos, me invadió un sentimiento de responsabilidad acompañado de unas profundas dudas sobre si podré estar a la altura de lo que se puede requerir al pregonero de nada menos, que de las fiestas Patronales de una localidad de la importancia de Castrillo y como inicio de un programa de actividades que, sin duda, aportará unos fructíferos momentos de cultura e intensa relación personal. Vamos a ello.
Como bien sabéis, pregonar quiere decir anunciar, difundir, notificar una nueva, en este caso de fiesta y alegría, y eso es lo que voy a intentar hacer aunque este oficio sea algo novedoso para quien hoy ejerce de pregonero. En este caso, se anuncia una fiesta que se convertirá, sin duda, en un espacio para el encuentro, para el reconocimiento, para la nostalgia y, sobre todo, para las ilusiones compartidas que cada año se renuevan.
Mi satisfacción por encontrarme aquí con todos vosotros, es doble. Primero porque me ofrece la oportunidad de manifestar unos sentimientos de afecto, que se han ido gestando a través de las diversas ocasiones y circunstancias que en los últimos años hemos podido compartir. Y segundo, porque me vienen a la memoria unos recuerdos que tuvieron como marco y se desarrollaron en esta misma zona de Castrillo.
En el diccionario geográfico-estadístico-histórico de España de Pascual Madoz, obra publicada en 1845-50, se indica sobre Castrillo de la Vega lo siguiente: “Situado en una pequeña cuesta, tiene 150 casas, la del ayuntamiento que es muy regular, una escuela de primeras letras concurrida por 56 niños de ambos sexos, y dotada con 100 ducados pagados de propios, una fuente a la falda del pueblo de exquisitas aguas; y una iglesia parroquial de buena construcción dedicada a Santiago Apóstol. Tiene un pedazo de monte de media legua en circunferencia. Los caminos dirigen a Aranda, Peñafiel, Aza, Campillo y otros pueblos, todos son carreteros y se hallan en regular estado. La correspondencia se recibe de la cabeza del partido dos veces a la semana. Produce trigo y mucho vino, cuya cosecha ascenderá a 70.000 arrobas. Hay varios rebaños de ganado vasto de carne muy sustanciosa y caza de codornices, perdices, liebres y conejos. No tiene otra industria ni comercio que la agricultura y la exportación de vinos. Población 141 vecinos, 569 almas”. Esta es la descripción que se ofrecía a mediados del s. XIX. Si la comparamos con los tiempos actuales, vemos que su número de habitantes se ha mantenido e incluso aumentado en nuestros días con 615, y conserva cuatro bodegas que promocionan su producto y la zona admitiendo visitas, aspecto este, el turístico, al que contribuye su casa de turismo rural. Ciertamente, esta situación positiva en unos tiempos en los que los núcleos del ámbito rural se encuentran en franca recesión, nos permite ser moderadamente optimistas sobre el futuro de la villa gracias al esfuerzo de sus vecinos y por qué no decirlo, por sus buenas comunicaciones también.
Castrillo de la Vega, cuyo nombre actual aparece ya en el siglo X, fue centro importante no sólo de una rica vega agrícola sino también de un buen entorno ganadero, atestiguado no solo por lo que Madoz indica en su diccionario ya citado, sino también por las cañadas reales que cruzan su término como la Cañada del Prado, de la Molinera, Valdeherrera o Valgrande, algo que nos recuerda la intensa vida ganadera y trashumante que le dio carácter.
Cuando realicé mi tesis de doctorado sobre caminos históricos, pude conocer y tratar de manera directa la importancia de Castrillo en el entorno de las comunicaciones no solo de la Ribera, sino en las del Norte de la Península. Por su término discurren varias vías de comunicación de importancia supra comarcal:
- El camino real (que coincide básicamente con la actual Carretera nacional de Zaragoza a Portugal por Zamora) que procedente de Zaragoza, discurre por Aranda, Castrillo, Fuentecén, Peñafiel, Medina del Campo o Valladolid, que seguía junto al río Duero siguiendo su cuenca. Se encontraba dominado por el castillo o Torre del Monte o de Montejo, llamada también “Torre del Bosque que es en Valdemontejo”, situada estratégicamente en un alto con un amplio dominio del valle del Duero. Por la posesión del término en que se levanta, que se encuentra en Castrillo, mantuvo el conde de Miranda abundantes disputas con Aranda de Duero. El castillo cuyos restos conservados corresponden al s. XV, consistía básicamente en un cuadrado de unos 15 m. de lado cuyas esquinas estaban reforzadas por fuertes cubos. Hoy solo queda un trozo de lienzo al norte y el cubo del lado más abrupto del terreno junto al que estuvo la puerta de ingreso. Excepto el N y O, el castillo estuvo defendido por doble foso todavía hoy visible. El castillo presentaba orgulloso una inscripción que indicaba su posición frente a sus poderosos vecinos que decía: “Aunque pese a Roa i Aranda, soy del conde de Miranda”, lo que motiva su otra denominación de castillo de “Aunque os pese”.
Este importante camino ha sido utilizado históricamente por todos los caminantes que circulaban entre el Oeste y el Este de la Península. Por sus calles los castrillenses han visto pasar personajes de la importancia del Rey Fernando el Católico en 1480 y 1503, o de los dos Reyes en 1482, 1492 y 1494. También el emperador Carlos pasó por la localidad así como Felipe II en 1551. Es el que viene recogido en las guías de caminos realizadas a partir del s. XVI como la Descripción y Cosmografía de España de 1517, obra de Fernando Colón. El Repertorio de todos los caminos de España de Pedro Juan de Villuga de 1546 lo describe en los itinerarios de Zaragoza a Salamanca y de Valladolid a Zaragoza, así como el Repertorio de Caminos de Alonso de Meneses de 1576. En el itinerario
español o guía de caminos publicado en 1767 por Mathias Escribano, se detalla en el itinerario Valladolid a Zaragoza, Valladolid para Soria, Salamanca a Zaragoza y Toro para Zaragoza caminos de herradura. Sebastián de Miñano en 1826 detalla que Castrillo de la Vega “está en el camino real de Aragón y Valladolid” y que Aranda “dista 8 ½ h. de marcha militar de Peñafiel pasando por Nava de Roa, Fuentelisendo, Fuentecén y Castrillo de la Vega”.
- Otro camino real importante fue el que desde Burgos iba por Oquillas, Quintana del Pidio, la Aguilera, Castrillo de la Vega, Hontangas, Moradillo de Roa y Aldeanueva hasta llegar a Segovia, y que pasaba por el límite de la finca de la Ventosilla. A juzgar por las características de su imponente puente sobre el Duero llamado del Roque, este camino tuvo que ser muy concurrido e importante que tomaba la gente de Segovia para ir a Burgos. Quedó inhabilitado y abandonado cuando dicho puente fue derribado al parecer en el s. XVII coincidiendo con la posesión de la Ventosilla por el valido del rey Felipe III D. Francisco Gómez de Sandoval y Rojas, duque de Lerma, derivando con ello todo el tráfico por el vecino puente de Aranda. Podemos suponer que lo haría para mantener la privacidad de su finca de la Ventosilla ya que era un magnífico monte y coto de caza, cuyos propietarios anteriores habían mantenido con continuos pleitos con los vecinos de los pueblos aledaños por cazar, pescar, pastar y recoger su leña. El edificio, que se fecha en el s. XIV, presenta aún orgulloso unos imponentes restos con numerosas marcas de cantero, una gran bóveda apuntada de sillería de 9,2 m. de luz y 10 m. de flecha correspondiente al arco lateral izquierdo, el arranque de otra (la central), restos de la manguardia y restos del tajamar. Debía tener una longitud de 60 o más m. con una anchura de tablero de 5,5 m. Analizando la curvatura del arranque del arco central, de la que se conservan 11 hiladas, podemos deducir que se trataba de una bóveda apuntada de 26,5 metros de luz, suficiente para librar la corriente sin cimentaciones sobre el cauce. Esta solución originaría un puente simétrico, con otro arco desaparecido en la orilla opuesta similar al conservado, y un perfil en lomo de asno de gran pendiente.
- Otros caminos eran el real que de Sigüenza pasa por Fuentelcésped, Fuentespina, Castrillo, Hoyales, Peñafiel y Valladolid y el que de Aranda va a Roa, hoy carretera local.
Con Castrillo he tenido cierta relación a través de una antigua amistad con alguno de sus vecinos como es el caso de Narcisa Muñoz, pionera en la conservación de las tradiciones de la Ribera realizando una labor callada y eficaz entre las que sobresale la creación del grupo de danzas de la localidad. También a través de los concursos de bailes tradicionales que organizados por la Diputación se ponía y pone en relación a todos los grupos de la provincia, en los que tanto y tan bien ha participado y participa el grupo castrillense de La Encina, siendo la última el pasado 8 de este mes en Hacinas, o resolviendo las convocatorias de Conservación de Iglesias Parroquiales.
También pude compartir con sus gentes momentos de alegría a través de sus fiestas y tradiciones, como la celebración de la Virgen de la Vega o la celebración en el año 2009 de la Fiesta de la Vendimia. Además, cuando la Diputación emprendió la realización del Cancionero Popular de Burgos, Castrillo fue una localidad que aportó muestras musicales significativas.
Pude, además, tomar contacto con esta localidad cuando se realizó el concurso de Conservación del Patrimonio Urbano Rural, en los que se valoraba el interés y esfuerzo que las corporaciones municipales burgalesas y sus diferentes vecinos realizaban por mantener su patrimonio urbano tradicional, junto con otros aspectos relacionados con su adecentamiento, mantenimiento de fachadas, ajardinamiento, mobiliario urbano, etc., en los que Castrillo obtuvo el 2º premio en 2004.
Ciertamente, Castrillo y sus vecinos tienen sobrados motivos para sentirse satisfechos y orgullosos de su localidad, de su rica historia y de su patrimonio histórico, artístico y tradicional, algo que además les permite poder ser utilizado como base de un futuro desarrollo adecuado y sostenible.
Alegraos todos, que con la fiesta ha llegado el momento de la alegría. Saludaos unos a otros como si fuera la primera vez o como viejos amigos. Abrazaos, bailad, cantad y reíd. Dejaos llevar por la música, romped por unos días con la monotonía cotidiana, de manera que la explosión de vuestra alegría, no tenga más límite que el del respeto a los demás. Un pueblo que sabe divertirse en paz y armonía, es un pueblo culto y sabio. Yo os deseo que sean estas las mejores fiestas que haya disfrutado Castrillo, y que se graben en la memoria de todos, para que su recuerdo alivie la
nostalgia de los que tendrán que irse de nuevo y anime a los que se queden a seguir trabajando juntos, para conseguir una villa más habitable y feliz.
No deseo extenderme en exceso con el fin de que el protagonismo de la Fiesta lo tengan sus auténticos protagonistas como son los vecinos de Castrillo y sus acompañantes. Quisiera por ello para terminar en estos momentos de concordia y entendimiento, dedicar un especial recuerdo a todas las personas que han mantenido las tradiciones de Castrillo y a los músicos que en connivencia con todos sus vecinos fueron durante siglos, los garantes de que la música y la alegría no faltase en ninguna celebración como el dulzainero Federico Martínez Arranz “Quico”.
Alcalde, muchas gracias por darme esta oportunidad para mi tan grata. Vecinos y forasteros,
¡¡viva Santiago Apostol!!
¡¡viva Castrillo!!
¡¡muy buenas fiestas!!